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¿Paciente crónico? ¡Cuidado con los antigripales!

Si tienes más de 65 años o eres hipertenso, diabético, tienes alguna enfermedad de corazón, problemas vasculares, tomas anticoagulantes (como Sintrom®), tienes glaucoma, enfermedad crónica respiratoria, problemas de hígado o riñón, hiperplasia de próstata o cualquier otra enfermedad, debes tener cuidado con lo que tomas si estás acatarrado. En este post, escrito en colaboración con la Dra. Mª Eulalia Lucio-Villegas Menéndez (médico de familia), te contamos cómo aliviar los síntomas de resfriado y gripe de forma segura. Lo primero y más importante que debes recordar es que tanto el resfriado como la gripe son procesos producidos por virus, así que los antibióticos no sirven. Jamás te automediques con antibióticos, favorecerás las resistencias y cuando realmente los necesites puede que no sean efectivos. Si tienes restos de antibióticos en casa, tíralos al Punto Sigre, en el botiquín son un peligro.  Si no has conseguido prevenir la infección, ahora lo único que puedes hacer es cuidarte, aliviar los síntomas y esperar que pase. Es clave beber mucha agua, te mantendrás hidratado y ayudarás a diluir el moco favoreciendo su expulsión. En general, los medicamentos conocidos como antigripales no están recomendados para pacientes con enfermedades crónicas y ancianos. Para pacientes con patologías de base, es mejor atender a los síntomas por separado. Por ejemplo, si tiene dolor de cabeza y congestión nasal, es más seguro administrar un analgésico para aliviar el dolor y para la congestión utilizar agua con sal (casera, suero,a gua de mar). Además los antigripales pueden llevar otros componentes como antihistamínicos, antitusivos o cafeína que en este caso no te servirían para nada y pueden representar un riesgo.  

Pero, ¿qué medicamentos debo evitar si soy paciente crónico?

 Para todas las patologías crónicas, el analgésico (que quita dolores y malestar) o antipirético (que baja la fiebre) de elección  a utilizar es el paracetamol (menos en enfermedades del hígado, donde deberemos cambiar de analgésico). 

  • Si tienes hipertensión o riesgo cardiovascular, para la congestión nasal puedes usar agua de mar. Evita vasoconstrictores, que son principios activos en spray nasal y que también aparecen en muchos antigripales. Los más frecuentes son clorfenamina, pseudoefedrina, oximetazolina, ximetazolina o fenilefrina. Tampoco deben usarlos pacientes con arritmias, cardiopatía isquémica, enfermedad renal, arteriopatías, pacientes con marcapasos o hiperplasia benigna de próstata. Si además tienes tos, puedes usar dextrometorfano.
  • Si tienes diabetes, para la congestión nasal usa agua de mar en spray. Si no te alivia, puedes emplear oximetazolina o ximetazolina máximo tres días, pero no uses nada que lleve fenilefrina. Y  busca siempre medicamentos que no lleven glucosa o sacarosa como excipiente.
  • Si eres asmático, pero puedes usar descongestivos nasales (siempre que no  te alivie el agua con sal).Pero para la tos pregunta en la farmacia.
  • Si tomas medicamentos anticoagulantes tipo Sintrom® debes evitar en general los cócteles antigripales, y especialmente aquellos que contengan ibuprofeno o ácido acetilsalicílico.
  • Si tienes glaucoma de ángulo cerrado, evita los antihistamínicos. Para la congestión nasal usa agua de mar (vasoconstrictores no) y para la tos puedes usar detrometorfano.

¿Y en las distintas etapas de la vida?

  • Si estás embarazada puedes tomar paracetamol, agua de mar para la congestión nasal y para la tos, dextrometorfano (solo por la noche porque la tos te impida dormir y el menor tiempo posible).
  • Lactancia: Si estás dando el pecho, puedes tomar paracetamol o ibuprofeno, agua de mar para la congestión nasal (si estás muy cogida y no puedes dormir, puedes usar antes de acostarte oximetazolina o ximetazolina máximo tres días). Dextrometorfano para la tos.
  • Pacientes mayores de 65 años: Puedes usar paracetamol y antitusivos, pero cuidado con los antihistamínicos, que en niños pequeños y en personas mayores producen más efectos secundarios, por ejemplo excesiva sequedad de boca o somnolencia, con el riesgo consiguiente de caídas que supone. 

 Y recuerda, el farmacéutico es el profesional del medicamento, pregúntale todas las dudas que tengas. Juntos sacaréis el mejor partido a tu medicación con los máximos beneficios y los mínimos riesgos posibles.

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